LA MAESTRA SOÑADORA
Erase una vez una maestra soñadora
que, a través de las lentes de su imaginación, veía la belleza que flotaba en
su colegio.
Un colegio grande, lleno de niños y
niñas que jugaban alegres en el patio, mientras los balones volaban por el
aire, de una mano a otra, bañados por la luz del sol que los hacia parecer de
múltiples colores.
La soñadora maestra escuchaba en su
corazón las risas de complicidad de quienes jugaban al escondite y el pilla-pilla;
de quienes con sus palmas y canciones daban vueltas en corro y ensayaban bailes
mientras repetían una y otra vez las canciones, moviéndose graciosamente dentro
de unos aros de colores, haciendo pequeños concursos entre ellos, de forma
natural, sin que una mano adulta los dirigiera.
Los maestros y maestras disfrutaban
con esa alegría infantil porque su felicidad era tan grande que se olvidaban de
sus pequeñas rencillas.
Un día, después del juego, los aros
cayeron de golpe al suelo entre risas y aplausos. Quedaron entrelazados ante
las caras de asombro, por el bello dibujo que habían trazado.
El aro azul abrazaba, símbolo del océano,
el amarillo de Asia. El amarillo abrazaba al negro rostro de África. El negro
abrazaba el verde de las grandes extensiones de naturaleza de Europa y, el
verde abrazaba a América, simbolizada en el rojo.
Los colores de la piel y la tierra,
se fundieron de tal manera que el mundo se había convertido en una cadena de
abrazos, unidos por algo tan hermoso como el deporte y el juego.
Con esa evocadora imagen, la maestra
soñadora imaginó unas OLIMPIADAS DE LA PAZ, en la que lo mas importante fuera
la participación, la inclusión, el respeto, la tolerancia,
la fuerza interior, el entendimiento, los gestos de cariño
y las palabras de agradecimiento, la empatía y la cooperación.
Valores que contados con los dedos de la mano pudieran escribir el DECÁLOGO
OLÍMPICO DE LA PAZ EN NUESTRO CORAZÓN.
Hoy 30 de enero de 2020, una antorcha
encendida, arrebatada del Olimpo es luz y calor para la humanidad y armonía
entre los pueblos.
¡Niños y niñas creed siempre
en vuestros sueños!
Autora: Jerónima Caparrós Soler